sábado, 18 de febrero de 2012

RIO DE PÁJAROS PINTADOS

Un mes en Uruguay da para tanto...







 Será verdad lo que dice el títo Miguel... Uruguay, Montevideo sobre todo, es como una sirena que te atrae con su canto para luego ahogarte en el fondo del mar. Nosotrxs hemos navegado, incluso buceado con ella...y nos hemos despedido a tiempo, con la esperanza de volvernos a encontrar. Gracias familia por ese consultorio. Gracias Carlos, que linda casa tienes!!!








La Taína, lugar de encuentros, un rincón en Atlántida donde abrimos nuevas puertas, donde recordamos a nuestro gran amigo Joel y descubrimos lo bien que sienta estar en casa cuando viajas cargando una mochila. Charlas en el quincho, risas y guiños de dos generaciones apasionadas por el misterio de la vida. Arte y salud. Gracias Juan por tus ritmos, tus manos y tus pinchazos.




Pinos, silencio, llovizna, pies, olas...y caminar sobre el agua en Punta del Diablo. Odio el surf.






Y resulta que ya habíamos quedado con Noe y Leo en Valizas...y aún no lo sabíamos. Estuvimos en la misma emisora, contrastando con otras frecuencias, sintonizándonos con la tierra y el mar...con las luces. Lo mejor es que hemos vuelto a quedar y aún no sabemos cuando...ni donde.







Boca abierta versus Polonio. Ecuador de luna llena. Andar descalzxs hasta perder los zapatos. Despistarte con el mar. Velas de noche. Al fin y al Cabo todos los agujeros vienen y van.



Un mes en Uruguay da para tanto... tanto como para llevarnos una hermanita en el alma. Maca, mucho Uruguay eres tú.



Llamadas, Candombe, murgas y tablados. El desparpajo del carnaval más largo del mundo, donde todo vale.

 




Y para colmo, Catalunya se viene a Uruguay en forma de Silvia y Joan. Largas horas de catalán, perdiendo la noción del tiempo, sin saber, al terminar...si seguiamos en Uruguay o en Barcelona. Resulta que también habíamos quedado sin saberlo. Preciosa trobada, amics!




Casarrodante abre las puertas a unas horas de Katsugen, con el cuerpo disponible para vibrar. Gracias por la mirada, Lu! Y Tentempiés nos despide con un redoble de tambores, ofreciendo un espacio para detonar un laburo prometedor, comprometido, necesario y lleno de luz.


Un mes en Uruguay da para tanto... y tá! Uruguay querido...ya no sabemos de donde somos.